5 de octubre
El año pasado el Festival Cuórum Morelia tuvo la oportunidad de tener representación en el 7º Encuentro de Festivales LGBTI Iberoamericanos como parte del 69º Festival de San Sebastián, participando en los coloquios organizados para la presentación y vinculación entre dichos festivales enfocados en disidencias sexogenéricas.
Para este 2022 y en representación de Bianca Gaytán, actual directora ejecutiva del Festival, tuvimos la oportunidad de ser parte de nueva cuenta ahora en el 8º Encuentro de Festivales LGBTI, organizado por el Premio Sebastiane (el premio LGBTQ* del Festival), en colaboración estrecha con asociaciones independientes del País Vasco como Gehitu y Mugen Gainetik.
Dentro de su trabajo en Cuórum, Bianca ha realizado una labor excepcional generando alianzas con instituciones y medios de comunicación y haciendo un arduo trabajo de relaciones públicas para que la programación LGBTQ* del festival Cuórum Morelia, logre las reflexiones y discusiones necesarias para un cine incluyente y militante de los derechos humanos.
En esta conversación, nuestra directora nos comparte sus impresiones del festival vasco, de su participación oficial como presentadora y moderadora del ciclo de funciones especiales de Nudo Mixteco de Ángeles Cruz en municipalidades del territorio vasco; sobre el conversatorio de Cine LGTBIQA+ en Latinoamérica: estrategias para una industria incluyente con Albertina Carri (Jurado de la sección de Zabaltegui-Tabakalera), así como sus aprendizajes en el 8º Encuentro y en su labor y crecimiento profesional dentro del propio Cuórum durante estos últimos años.
Comenzamos por conversar sobre la presencia del cine mexicano en este festival que ha apoyado recientemente la carrera de cineastas de nuestro país como Fernanda Valadez y Astrid Rondero o Tatiana Huezo, por mencionar algunas.
Esta fue tu primera participación en el Festival de San Sebastián. ¿Cómo encontraste la organización y qué te pareció la representación del cine mexicano y en particular del cine LGBTQ* de Latinoamérica?
Bianca: Hubo mucho aprendizaje de situaciones que podemos aplicar en México para Cuórum Morelia. Noté que la calidad de proyecciones en Cuórum tiene un muy buen nivel en ese sentido. Fue interesante ver los procesos de automatización de acreditación para la accesibilidad a las proyecciones y actividades de industria. La hospitalidad también fue algo que es importante para un festival, que te sientas bienvenida y que sea algo que logre ser personalizado aún cuando haya un gran número de asistentes y de invitados. Es un festival muy alegre con una amplia participación de la cinefilia. El Premio del Público es algo que se toman muy en serio, afuera de las salas puedes ver cómo va la votación diariamente.
Por el lado del cine mexicano, noté que tiene un lugar de mucho prestigio en el Festival de San Sebastián. Las personas que somos de Latinoamérica lo apreciamos y tenemos otros ojos para mirarlo pues es una situación que vivimos y que nos toca de cerca. Los cineastas logran reflejar esa complejidad que es México, como en el caso de Ruido de Natalia Beristáin sobre las madres buscadoras de sus hijas e hijos desaparecidos. Esta lucha refleja la desesperación y la impunidad que se vive en México y que a otros países les sorprende. El caso de Dos estaciones de Juan Pablo González y Nudo Mixteco de Ángeles Cruz, también son ejemplo de esto, de la pertinencia de seguir escribiendo y haciendo historias sobre disidencias sexogenéricas en otras realidades de México que no son los ámbitos más retratados regularmente.
En Vicenta B de Carlos Lechuga, que hace un homenaje a las mujeres santeras afrodescendientes de Cuba, me tocó presenciar la denuncia que hicieron el director y la actriz de lo que se vive en su país. El director contó que había sido perseguido por su película anterior (Santa y Andrés) y pidió por la libertad de los presos políticos. Fue muy emotivo también el estar presente en la entrega del Premio Sebastiane Latino a Sublime del argentino Mariano Biasin en presencia de su elenco.
¿Cómo percibiste al público en las proyecciones especiales de Nudo Mixteco en las municipalidades del País Vasco a casi un año que la película recibió el Premio Cuórum Morelia 2021?
Bianca: Fue interesante ver que la mayoría del público que acudió a las proyecciones eran mujeres. Son ellas las más interesadas en aproximarse al arte cinematográfico de otras culturas y están dispuestas al debate. En el pueblo de Lasarte, donde hubo un público en general de adultas mayores, se produjo una reflexión sobre la realidad que experimentan otras mujeres en otros lugares que siguen viviendo bajo un sistema opresor y machista, sin las mismas libertades que se han conseguido hasta cierto punto en Europa. Fue un choque cultural pues me preguntaron si el México que se ve en Nudo Mixteco es el actual (que desafortunadamente lo es) y resultó revelador para ellas el ver en la historia un “modelo” patriarcal conformado tanto por hombre como por mujeres, como se puede ver en la secuencia de la Asamblea Pública en una de las tres historias de la película, en la que se somete a juicio a una mujer (Aída López) que no desea seguir con su esposo luego de que éste regresase tras haber emigrado a Estados Unidos; o con la imposibilidad de otro de los personajes (Sonia Couoh), en este caso una mujer lesbiana, de vivir el duelo por la pérdida de su madre por su orientación sexual. Estas historias de discriminación siguen latentes en México. Todavía tenemos mucho que caminar y trabajar, pero este cine ya representa un movimiento de cambio y su conversación está encaminada a la construcción de una sociedad más igualitaria e incluyente.
Así mismo para el público resultó muy valioso tener la oportunidad de asistir a una película que tuviera diálogos en mixteco porque en el País Vasco tienen su propia lengua que es el Euskera y que han defendido desde siempre tanto sus ciudadanos como gobiernos. En México todavía falta mucho trabajo de preservación de las lenguas originarias para que no desaparezcan. Este cine fortalece su conservación.
Tuviste la oportunidad de estar en un panel con una directora argentina LGBTQ* muy reconocida por su cine radical que es Albertina Carri, ¿cómo fue el intercambio de experiencias en la misión que es promover el cine LGBTQ+?
Bianca: Al principio sentí mucha presión y responsabilidad por representar a Cuórum y porque se viera reflejada toda la labor que hemos realizado. A veces se piensa que Latinoamérica solo es una y pues en cada país vivimos realidades con contextos parecidos pero también con características propias. En ese sentido noté que Argentina va mucho más adelante en temas sobre género. Hay más organización, preparación y empuje para seguir haciendo cine por mujeres. En México nos falta todavía mucho camino. Compartí la experiencia en la evolución de Cuórum con nuestra Competencia Oficial de Cortos, que el último año estuvo conformada por mujeres directoras o con la Residencia Audiovisual donde los proyectos también fueron encabezados en su mayoría por mujeres. En la plática conversamos sobre la importancia de hacer un cine horizontal y terminar con las malas prácticas de los crews al momento de hacer cine. En México aunque haya un fuerte grupo de mujeres haciendo cine, todavía se siguen enfrentando muchos obstáculos como la falta de oportunidades para que más mujeres trabajen en puestos centrales.
Intercambiamos prácticas para lograr una industria más incluyente desde los festivales LGBT*, como la de hacer alianzas con otros festivales donde podamos proyectar y promover a las y los cineastas disidentes. Es el camino de la experiencia de compartir: si bien hay instituciones y empresas con visión en apoyar temas LGBTQ* y hasta cuentan con las llamadas “cuotas de inclusión”, existen otros temas relacionados con el género como las libertades y los derechos humanos, donde el apoyo no es tan consistente. Queremos que las alianzas sean de largo plazo y que estén comprometidas con todo el programa fílmico, no solamente con una sección.
Participaste en el 8º Encuentro de Festivales LGBTI con países de Iberoamérica, ¿que pudiste identificar de diferencias y similitudes entre los festivales?
Bianca: Las realidades que vivimos entre Festivales de Latinoamérica y de Europa son claramente distintas porque de alguna manera en Europa las ayudas y los fondos han continuado para la organización de los festivales. En el ámbito de cine independiente, se pudiera decir que Cuórum Morelia es un festival de resistencia pero también de retos continuos. En México han desaparecido programas completos. Nuestros colegas de Brasil, Puerto Rico y Cuba coincidieron en lo mismo: los apoyos ya no existen. Es ir contracorriente para sacar adelante nuestro proyecto y seguir con el compromiso de fortalecer estos espacios seguros donde valoramos el trabajo de las y los cineastas que luchan por sacar adelante sus proyectos sobre temas que siguen siendo tabúes. Es apoyarles para que tengan esta plataforma de proyección y el poder crear un espacio seguro donde las poblaciones LGBTQ* se sientan en confianza para compartir sus experiencias.
Desde Cuórum Morelia, hablé de lo que sucede en México en cada edición del festival y en el Programa Continuo, donde logramos estar en lugares donde se proyecta poco cine LGBTQ* o donde no se abordan estos temas importantes para el avance en materia de género, como el derecho a decidir sobre el cuerpo. Ahí es donde más se tiene que continuar haciendo incidencia y es donde estamos: donde nos abran la puerta.
Compartiste tu experiencia en la organización de la Residencia Audiovisual de Cuórum junto con otros laboratorios de desarrollo. ¿Qué hallazgos encontraste?
Bianca: En Europa la pandemia de alguna manera benefició a que hubieran más labs y programas para impulsar la cinematografía en España. En nuestro caso como tal, no recibimos ningún estímulo para hacer la Residencia, sino que fue nuestra manera de reaccionar ante la pandemia y con la imposibilidad de seguir haciendo el festival en su versión tradicional, pero con el firme compromiso de seguir apoyando a las y los cineastas LGBTQ*. Esto se tradujo en los proyectos seleccionados en esta primera residencia: por la importancia de los temas y por la necesidad de ser acompañados desde el guion, la dirección o la producción y en otros casos, de impulsar su posproducción como con En Vuelo de Daniela Uribe y el Premio de Industria que recibió del Festival de Los Cabos.
¿Qué propuestas o valores crees que pudo aportar Cuórum al Encuentro?
Bianca: En nuestro caso, cada edición llegamos a lugares donde existe violencia, donde hay conservadurismo religioso y donde es necesario más apoyo para la difusión de programación de cine LGBTQ* y sobre género. En Cuórum abrazamos a ese público que se anima a ir al festival y que quiere verse representado en esas historias. Poder ser ese espacio para dialogar libremente de lo que cada propuesta presenta. Escuchar las reacciones y acompañar al público de cerca. Con que una persona nos exprese que se sintió representada, hemos cumplido con nuestro objetivo como festival.
¿Cuál consideras que fue tu mayor aprendizaje y qué sigue para Cuórum luego de esta experiencia?
Bianca: El aprendizaje en general es reafirmar lo que hemos hecho bien en Cuórum Morelia aunque la situación siga siendo volátil. Ajustar la realidad a cada edición y entender lo sensible que es trabajar con personas que forman parte de la comunidad LGBTQ* desde las áreas centrales de nuestro festival como la logística o la hospitalidad para que se sientan incluidas y seguras. Orientar las reflexiones y diálogos de cada proyección y lograr un programa equilibrado donde todes se puedan sentir representades. Para Cuórum este año y los que siguen, el objetivo a alcanzar va a ser el poder seguir generando alianzas con más festivales en Latinoamérica para su sostenibilidad porque compartimos realidades y nos podemos ayudar mutuamente, así como la posibilidad de poder llevar el cine mexicano independiente a otros festivales internacionales.
Algo que te gustaría agregar…
Bianca: El Festival de San Sebastián ha sido una gran experiencia para mi carrera, me siento muy agradecida con Cuórum Morelia porque el trabajo de estos años fue lo que me llevó hasta allá. Estoy muy orgullosa de haber ido en su representación y de haber podido trabajar con otras organizaciones pares como Gehitu y Mugen Gainetik, compartiendo experiencias y retroalimentación de cómo seguir ayudando a personas de la comunidad que necesitan el apoyo, desde una función de cine hasta alguien a quien brindar apoyo moral. Me llevo el aprendizaje de por qué seguimos haciendo lo que hacemos desde nuestra A.C., no con fines lucrativos, sino de militancia y de hacerlo con vocación y pasión de trabajar por los derechos humanos y tratar de hacer que esta sociedad sea más igualitaria.