#FICG35 Homenaje póstumo a Jaime Humberto Hermosillo: “Sólo quiero que me ames”

#FICG35 Homenaje póstumo a Jaime Humberto Hermosillo: “Sólo quiero que me ames” post thumbnail image

Por: Editorial

El pasado 25 de noviembre en el marco del #FICG35 se llevó a cabo el Homenaje póstumo al maestro Jaime Humberto Hermosillo, uno de lxs cineastas más prolíficxs y arriesgadxs de la cinematografía mexicana, quien siempre luchó por la libertad

El pasado 25 de noviembre en la Cineteca del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) se llevó a cabo el Homenaje póstumo a una de las figuras claves del nuevo cine independiente mexicano de los años sesenta, el maestro Jaime Humberto Hermosillo, uno de lxs cineastas más prolíficxs y arriesgadxs de nuestra cinematografía, reconocido por películas como Matinee (1977), La pasión según Berenice (1976), Doña Herlinda y su hijo (1985), La tarea (1991), entre muchas otras. El sentido homenaje fue presentado por Rodolfo Castillo-Morales, Director de Programación de Documental del FICG quien propuso una dinámica amena e íntima para reconocer el legado del cineasta hidrócalido: “Una charla entre amigos es un gran homenaje”, apuntó.

En el Homenaje, el cineasta y escritor Arturo Villaseñor, figura central en la vida de Hermosillo, en compañía virtual del productor y gestor cultural Fernando Macotela y de Jorge Z. Lopez, presentó el libro “El cine transgresor de Jaime Humberto Hermosillo” –con prólogo de Macotela– en el que se compilan las dos obras anteriores de Villaseñor: “En el país de las apariencias” y “A través del espejo digital“, la primera aborda la filmografía en cine de Hermosillo, mientras que la segunda hace un recorrido por su obra en digital. La idea de esta publicación fue presentada a la actual directora del Festival, Estrella Araiza, quien apoyó la iniciativa.

[Hermosillo] Dio permisión al deseo cuando la sexualidad estaba muy oculta. El cine hasta entonces planteaba una sexualidad, pero de forma muy discreta

Arturo Villaseñor
Arturo Villaseñor y Rodolfo-Castillo Morales.

“A Jaime le escribí muchos cuentos. Mi trazo al escribir los libros fue muy libre, su cine habla de libertad. ‘En el país de las apariencias’, habla de la hipocresía como parte de la dinámica social. Él supo desnudar esta parte”, expresó Villaseñor para continuar reflexionando sobre la importancia del cineasta para romper barreras: “Dio permisión al deseo cuando la sexualidad estaba muy oculta. El cine hasta entonces planteaba una sexualidad, pero de forma muy discreta. Sus personajes están colmados de erotismo, sensualidad y sexualidad. Esa fue su gran propuesta y apareció en un gran momento, en la liberación sexual de los años sesenta y que se puede ver en los títulos de su obra, como el caso de Amor libre. Se pasó la vida en el cine. Leía mucho de cine y de teatro lo cual le ayudaba a consolidar a sus personajes.”

Por su parte, Fernando Macotela, quien produjo una de sus películas más celebradas, Matinee (1977), explicó que el libro de Villaseñor contribuye a un acercamiento al cineasta como personaje, tal como sucede con las biografías de músicos y escritorxs. “Jaime fue más allá, y en cualquier otro momento hubiera ido más allá de lo establecido en cierta época y esto lo demostró en toda su filmografía. Las personas hoy se siguen asustando con sus películas, que por cierto se quedan cortas en comparación con lo que pasa con las relaciones personales, sin que esto lo disminuya. Se pasó la vida en el cine. Leía mucho de cine y de teatro lo cual le ayudaba a consolidar a sus personajes”.

Uno de sus compañeros de batalla más importantes en su carrera fue Jorge Z. López, quien tuvo la oportunidad trabajar con él por primera vez cuando Toni Kuhn lo invita a participar en La Tarea (1991). “Fue una preproducción corta y un rodaje aún mas corto. Ahí me acerqué a él. Teníamos que filmar en cine pero simular que se hacía en video. Más tarde coproducimos con Fernando Cámara, De noche vienes Esmeralda (1997) y luego eXXXorcismos (2002), que fue la primera película mexicana hecha en datos. En total filmamos 14 películas”, platica López, “Era un placer trabajar con él, tenía una gran capacidad de abstracción. Era caminar junto a él por el set y hacer un proceso continuo de deconstrucción y reconstrucción.”

Fue una gran máquina de rayos X de la condición humana

Fernando Macotela
Fernando Mascotela, Arturo Villaseñor y Rodolfo Castillo-Morales

En la primera parte de “El país de las apariencias” Arturo Villaseñor coloca al cineasta en el banquillo de lxs acusadxs: “Es mostrar la parte de la oposición de su cine, jugar con elementos surrealistas. Me meto a su pensamiento, recordar su juventud, su relación con su madre [María Guadalupe Delgado], con su hermana; la relación entre una persona joven y una persona madura. Es surrealista en el sentido Lewis Carroll, no de pluma automática, sino por el tono de fábula.”

Mientras tanto, “A través del espejo digital”, se asoma a la obra digital de Hermosillo desde los ojos de su gata, Petra von Cat, como un reflejo de su búsqueda por la libertad: “Desde situaciones absurdas me acerqué a su etapa digital. Él luchó siempre por su libertad. La libertad puede ser muy dolorosa, en realidad no es sencillo manejarse en los planos de la libertad. Este cine se ha visto poco y es en donde está su libertad total“.

Además de que con sus riesgos aportó nuevos aires a la cinematografía de nuestro país junto a cineastas como Arturo Ripstein, Paul Leduc y Jorge Fons, a Jaime Humberto Hermosillo también se le deben las raíces del FICG, como la Muestra de Cine que fundó en Guadalajara en los años ochentas con el apoyo de Anne Marie Mayer. “Siempre fue muy inquieto. Su idea fue la de traer a críticos extranjeros a ver cine mexicano. Le expusimos la idea a Raúl Padilla y fueron dos años de trabajo. Al principio no cuadraba la idea de cine en la Universidad y hoy es ver cómo un hijo creció muy grande”, comentó Villaseñor.

Era caminar junto a él por el set y hacer un proceso continuo de deconstrucción y reconstrucción

Jorge Z. López
Jorge Z. López, Arturo Villaseñor y Rodolfo Castillo-Morales

Hacia el final del emotivo homenaje, Rodolfo Castillo-Morales preguntó a sus amigos sobre el legado que deja al cine Jaime Humberto Hermosillo, un cineasta que aportó visiblemente nuevas miradas a las narrativas de cine, así como un impulso creativo que no lo detuvo de crear y aportar hasta sus últimos días. “Fue una gran máquina de rayos X de la condición humana”, expresó Fernando Macotela, “es el proceso creativo de un individuo lo que nos lega. El arte es siempre transgresor.” Al respecto, Jorge Z. López comentó: “No parar de hacer, hacer sin reestricciones, no dejar de reconocer a los amigos y estar cerca de la gente a la que se aprecia.”

Arturo Villaseñor, quien para Macotela fue uno de los dos grandes amores de Hermosillo junto con el cine –y quien inspiró su migración a Jalisco–, habla del legado de Hermosillo como un cineasta “al que no le alcanzó la vida para todo lo que tenía que contar” y que dejó muchos guiones por hacer, y que posiblemente serán publicados por la UNAM. También lo recuerda como una persona que siempre buscó hacerle notar a las personas su cariño y su afecto.

“Nunca dejar que castren su libertad. La vida del artista es cada vez más difícil, lo importante es ser creativos. Antes de Jaime Humberto falleciera fuimos a que le hicieran unos análisis y aún así no quiso parar de trabajar. Julia Cameron en El camino del artista (1992) habla de que el sistema tiende a castrar la libertad. Sigan haciendo obra entre amigos”, aconsejó Villaseñor para luego leer una carta de amor póstuma al cineasta en donde contó que sus vidas se unieron para siempre luego de que se conocieron en la función de Sólo quiero que me ames de Rainer Werner Fassbinder a finales de los ochentas en Guadalajara.

Él luchó siempre por su libertad. La libertad puede ser muy dolorosa, en realidad no es sencillo manejarse en los planos de la libertad

Arturo Villaseñor

*

Fotografías: Natalia Wong y Antonio Álvarez

Información: Antonio Álvarez

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.