Chavela Vargas: “Qué bonito haber nacido mujer”

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Por: Patricia Ríos

El ser humano ama, nada más no le preguntes a quién ni por qué” – Chavela Vargas. 

Miguel Bosé dice que Chavela Vargas daba tantas emociones en el escenario que era como entregarse al vacío. Pedro Almodóvar dice que era su interlocutora por ser un espejo fiel de sí mismo; su voz era como parte del guion, ella una sacerdotisa de la comunicación profunda del tú-a-tú. Joaquín Sabina dice que cuando ella canta, las amarguras no son amargas. Chavela Vargas no es coquetería ni reboso. No es una voz cristalina ni dulce. Su canto es un desgarre del corazón, penetrante, auténtico, lleno de brío: “Ese dolor se lo doy a todas ustedes” le escuchamos decir a la legendaria cantante en el último documental sobre su vida.

Chavela (2017) es una película dirigida por Catherine Gund y Daresha Kyi. Ambas directoras y productoras han estado involucradas durante toda su carrera en temas como derechos de las mujeres, violencia de género, homosexualidad y salud reproductiva. Gund por su parte, es la fundadora y directora de Aubin Films, casa productora de este trabajo. El documental fue nominado al premio Teddy, obtuvo el segundo lugar en el Premio del Público de Panorama y ganó como Mejor Documental en el Festival de Cine LGBT de San Francisco.

Así, a través de sus lugares, personas y canciones, las documentalistas nos presentan diferentes Chavelas: Una Chavela lesbiana que canta “Mientras haya música en el alma te amaré, vida mía”. Una Chavela niña en Costa Rica con el fondo “Cantaba para la gente de la tierra y de la mar, y nadie vio que una pena se enredaba en su cantar ¡Qué cante la niña Isabel!”. Una Chavela en Bellas Artes en su regreso a México “Este amor apasionado anda todo alborotado por volver, voy camino a la locura, y aunque todo me tortura, sé querer”.

Catherine Gund y Daresha Kyi

De niña, Chavela era la hija rebelde en un entorno religioso, donde los prejuicios sociales presionaban a sus padres a esconderla de las visitas. Eso la hizo aprender desde chica a crear y seguir sus propias reglas. Llega a México en los ’20 durante el Cine de Oro, donde la mujer era representada con crinolinas, trenzas y aretes. En esta sociedad misógina donde no se expresaba la homosexualidad, Chavela era seductora. En esta sociedad patriarcal, Chavela se vestía de hombre. Fue entonces que empezó a cantar con José Alfredo Jiménez. La cantante afirma que fue México el que le enseñó a cantar y a ser mujer: “La Chavela apareció en 1942”, afirma.

La cantante confiesa que se sentía como travestida con tacones, maquillaje, vestido, pelo largo: “Me puse pantalones y el público se quedó callado”. Los pantalones eran para la época de los ’50 un sustantivo masculino, pero ahí estaba ella, con pantalones y la voz dolida. Y aunque no hizo pública su homosexualidad hasta 1981, durante el glamour de Acapulco ella siempre era vista en las fiestas rodeada de mujeres guapas “Quien no ha amado, no ha vivido”.

Ya en los ’70 era una mujer vestida de ranchero que bebía para salir al escenario. El tequila era rutinario y no tenía dinero debido a problemas con las disqueras. Fue entonces que la contactaron con una abogada en Morelos quien sería el gran amor que la disuadiría a dejar de beber. Chavela pasaría de tomar alcohol con albañiles en las banquetas de Tepoztlan a cantar sobria en el bar El Hábito, definiendo su regreso a los escenarios.

Chavela Vargas

Para los ’90 llega a Europa donde, del brazo de Almodóvar, recorre teatros en España y Francia, creando furor debido a su canto en carne viva, ligeramente perturbador, pero con toques de alegría, la alegría de poder interpretar sus sentimientos frente a un público, lo cual sería para ella lo más preciado, puesto que en el escenario se sentía querida.

Adelantada a su época, esta macorina que no era de aquí ni de allá, no tuvo una vida pulcra, sino una en constante lucha por libertad, independencia y dignidad, no exenta de dolor, soledad, tristeza y alcoholismo. Se apropió de su sexualidad y cambió para siempre lo que se pensaba que debía ser una cantante mujer, incluso la manera en la que las propias mujeres querían cantar: “Mis canciones son dedicadas a todas las mujeres del mundo”. Después de bares, cabarets y teatros, después de Frida Kahlo y José Alfredo, después de haber sido amante de la música y amante con pistola, La Llorona muere el 5 de agosto de 2012 en Cuernavaca. En el documental, Chavela concluye: “Qué bonito haber nacido mujer”.

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